Vallombrosa : entre bosques y sacralidad

Vallombrosa

Vallombrosa, situada en el municipio de Reggello, es un destino que combina belleza natural e historia espiritual. Alberga la Reserva Natural Estatal Biogenética, famosa por sus bosques y senderos panorámicos. La Abadía de Vallombrosa, fundada en el siglo XI, es un símbolo de sencillez y meditación. El "Circuito de las Capillas" y el Paradisino ofrecen senderos de reflexión inmersos en la naturaleza. Vallombrosa y Saltino fueron famosos balnearios en el siglo XIX. En los años 60 se intentó relanzar el turismo con una estación de esquí, pero sin éxito. El Arboreto de Vallombrosa, fundado en 1870, es una valiosa colección botánica.

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Vallombrosa, situada en las laderas noroccidentales del Pratomagno, en el municipio de Reggello, es un destino fascinante que combina la belleza natural con una rica historia espiritual. Esta localidad toscana alberga la Reserva Natural Estatal Biogenética, un oasis de tranquilidad y biodiversidad, famoso por sus frondosos bosques y su variada flora. Vallombrosa no es sólo un paraíso para los amantes de la naturaleza y el senderismo, gracias a sus numerosos senderos panorámicos, sino también un lugar de gran interés histórico y religioso. La Abadía de los monjes vallombrosanos, fundada por San Juan Gualberto en el siglo XI, es un monumento nacional de considerable importancia, símbolo de sencillez, pobreza y meditación. Aquí, los visitantes pueden explorar el Museo de Arte Sacro y sumergirse en la quietud contemplativa del «Circuito de Capillas», haciendo de Vallombrosa un destino ideal para un viaje regenerador al Valdarno.

El Bosque y la Reserva Natural

El bosque de Vallombrosa, parte integrante de la Reserva Natural Biogenética del Estado, es una auténtica joya natural situada en el municipio de Reggello. Este espléndido bosque ofrece un entorno incontaminado, ideal para excursiones y actividades al aire libre. Los Arboretos Experimentales, con su vasta colección de unos 5.000 ejemplares de más de 700 especies de árboles y arbustos, representan un punto de referencia para la investigación científica y la conservación de la biodiversidad. Los senderos que atraviesan la reserva, como el famoso «Anillo de Gigantes», conducen a los visitantes a través de paisajes impresionantes, hasta toparse con los dos árboles más altos de Italia, entre ellos un abeto Douglas de 62,45 metros. El bosque, con sus vastos prados y su frescor estival, es un refugio perfecto para lugareños y turistas que buscan relajarse y entrar en contacto con la naturaleza.

La Abadía de Vallombrosa

La Abadía de Vallombrosa, fundada por San Juan Gualberto en el siglo XI, es el corazón espiritual e histórico de Vallombrosa. Situada en medio de los frondosos bosques de Pratomagno, la abadía es un extraordinario ejemplo de arquitectura monástica, caracterizada por una armoniosa combinación de austeridad y belleza. Los monjes vallombrosianos, seguidores de las enseñanzas de Giovanni Gualberto, vivían según los principios de sencillez, pobreza, meditación y trabajo. Este estilo de vida ha dejado una huella perdurable en el complejo abacial, visible en sus sobrias estructuras y en la atmósfera de recogimiento que allí se respira. El complejo también ofrece a los visitantes la oportunidad de recorrer el «Circuito de Capillas», un itinerario espiritual inmerso en la naturaleza que rodea la abadía, perfecto para la meditación y la reflexión.

Circuito de Capillas y el Paraíso

El «Circuito de las Capillas» es una fascinante ruta que rodea la Abadía de Vallombrosa, ofreciendo una experiencia única de meditación y reflexión inmersa en la naturaleza. Este itinerario, que serpentea a través de una serie de capillas históricas, permite a los visitantes explorar diversos puntos de interés espiritual y paisajístico. Cada capilla cuenta una parte de la historia religiosa del lugar, creando un viaje a través del tiempo y la fe. Una de las paradas más llamativas del circuito es el Paradisino, también conocido como Eremo delle Celle. Situado en una posición elevada, el Paradisino ofrece una impresionante vista panorámica del valle, lo que lo convierte en un lugar ideal para la contemplación y la oración. Esta ermita, con su tranquilidad y belleza, encarna a la perfección el espíritu de Vallombrosa, combinando la introspección espiritual con la majestuosidad de la naturaleza toscana, proporcionando una experiencia inolvidable a los visitantes.

Vallombrosa y Saltino: historia de una estación climática

Vallombrosa y la vecina aldea de Saltino son conocidas por su historia como balneario, una reputación que se remonta a la segunda mitad del siglo XIX. Gracias al aire fresco y saludable de la montaña, estos balnearios se convirtieron en un refugio popular para los veraneantes, alcanzando su máxima popularidad a principios del siglo XX. La construcción del ferrocarril Sant’Ellero-Saltino, hoy en desuso, facilitó el acceso a este destino de montaña, atrayendo a muchos turistas, especialmente de Florencia.

El declive en el siglo XX

Sin embargo, la anexión del Trentino tras la Primera Guerra Mundial y el creciente atractivo de los Alpes provocaron un declive del interés por Vallombrosa y Saltino, relegándolos a destinos de interés local. A pesar de ello, su historia como balnearios sigue siendo un capítulo fascinante de su pasado, como atestiguan las villas históricas y el ambiente de tranquilidad que aún impregna estas localidades, lo que las hace ideales para una escapada regeneradora.

El intento de relanzamiento turístico en los años 60

En la década de 1960, Vallombrosa intentó revitalizar su atractivo turístico mediante la construcción de una estación de esquí en el Monte Secchieta. Este ambicioso proyecto pretendía convertir la estación en un destino de deportes de invierno de primer orden, aprovechando su proximidad a Florencia para atraer a un gran número de visitantes. Sin embargo, la estación tropezó con numerosas dificultades, como la constante falta de nieve y la ausencia de pistas adecuadas. Estos problemas impidieron el verdadero despegue de la estación. Al final, el cierre definitivo de las instalaciones de esquí tuvo lugar en 1986, sin haber alcanzado nunca el éxito esperado. Además, el proyecto fue objeto de una viva polémica por los posibles daños medioambientales que habría causado. Hoy en día, Vallombrosa sigue siendo apreciada por su belleza natural y su tranquilidad, a pesar del fracaso del proyecto de esquí.

El Arboreto de Vallombrosa

El Arboreto de Vallombrosa es una de las colecciones botánicas más importantes de Italia, fundada en 1870 por Adolfo di Bérenger, primer director del Real Instituto Forestal de Vallombrosa. Situado a unos 950 metros sobre el nivel del mar, este arboreto se extiende sobre un suelo silíceo entre bosques de castaños y hayas, proporcionando un entorno ideal para el crecimiento de una amplia gama de especies vegetales. En la actualidad, el arboreto alberga unos 5.000 ejemplares de más de 700 especies de árboles y arbustos, creando un laboratorio al aire libre para estudios científicos y experimentales.

Biodiversidad y la educación medioambiental

Dividido en siete secciones, cada una creada bajo la dirección de diferentes conservadores, el arboreto representa una cronología viva de la investigación botánica italiana. Cada sección refleja la época y los objetivos científicos de su tiempo, haciendo del arboreto no sólo un lugar de excepcional belleza natural, sino también un importante recurso para la conservación de la biodiversidad y la educación medioambiental.

Arte y arquitectura de la abadía

La Abadía de Vallombrosa es una obra maestra de la arquitectura monástica que refleja siglos de historia, arte y espiritualidad. Fundada en el siglo XI, la abadía ha sufrido numerosas transformaciones que han enriquecido su estructura y su estética. La austera fachada, salpicada de ventanas y decorada con escudos, es obra de Gherardo Silvani y data del siglo XVII. En el interior, la iglesia abacial conserva la planta en «T» típica de las iglesias vallombrosianas, pero las decoraciones barrocas del siglo XVIII dominan su aspecto.

Testimonio de un pasado glorioso

Entre las obras de arte destacan la Conversión de Saulo de Cesare Dandini y la Trinidad de Lorenzo Lippi, así como el coro de madera del siglo XV de Francesco di Nanni da Poggibonsi. La sacristía renacentista y el claustro de la Meridiana, de elegante arquitectura, añaden encanto al conjunto. La rica colección de pinturas, esculturas y obras de arte sacro hacen de la abadía un tesoro cultural y espiritual, testimonio de un pasado glorioso.

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